jueves, 14 de junio de 2012

Inventario entre maletas

Y un año más la relatividad del tiempo me fascina.
Ya, de nuevo y de a pronto, me encuentro entre maletas, caoses de armarios, cartas por abrir y apuntes desordenados... y el recuerrente "hace un año porestas fechas", o no menos importante "a mi quién me lo iba a decir...".
A día de hoy, cuando todo sube, todo baja y nada es estable, me encuentro suspendida en un mar de calma. Ni pruebas, ni juzgados, ni accesos ni cerrados. Son viajes necesarios, por el simple y maravilloso hecho de volver a casa.
Me regalaron mi vestido, ese vestidito largo de amapolas y me lo puse y funcionó. Y se me fueron las ideas y se abrió la puerta a los nuevos recuerdos de la vieja y nueva Barcelona.
Conocí a una mujer que decía ser quién no era, que vivia entre cámaras, entre dos personalidades y al acecho... a un flautista con aires de caballero que, como habitante de babel, hablaba todos los idiomas... a un falso nuevo escocés, a un compositor de tangos de medianoche, a la mujer de los rizos de oro, a un cuarteto de saxofonistas, a jazzeros de media tarde, a reibindicadores apasionados, flutistas de amelín y franceses animalísticos... y te conocí a ti. A ti que le diste sentido a todo, me diste sentido a mi y a todo aquello que me rodeaba. Te conocí a ti y ya no hizo falta seguir buscando. Y dio igual, estar aquí, que allí, o en todas partes. Me devolviste mi calma y fuiste tu quién me regaló, con tu sonrisa, ese vestido largo de amapolas.
Y ahora, entre trago y trago de mi té de media tarde, empaqueto los recuerdos en una maleta de grandes dimensiones.
Ya sólo queda esperar, que después de un pequeño parentesis, en septiembre mi maleta llegue intacta - y no se haya perdido entre las cintas del aeropuerto- para volver a abrirse y seguir llenándose. Y otra vez, me encontraré, sentada sobre la mesa, dándome cuenta de que, un año más, la relatividad del tiempo me fascina...