Los recuerdos son intocables.
Etéreos.
Nos sobrevuelan, nos recogen.
Nos amparan en la noche.
Y de pronto, desaparecen en el baile infinito de la memoria,
En el vaivén de palabras.
Un "si es no es" de realidad sin forma.
Un suspiro.
Un humo de cigarrillo a medio apagar.
Un beso.
Las maletas son siempre así,
son siempre recuerdos.
Hacer una maleta es, en sí, un hecho filosófico.
Es transportarnos a nosotros mismos en el espacio.
Proyección de pensamiento en futuro.
Y lo que siempre queda,
aunque sea para volver.
Desde aquí los veo.
Los recuerdos.
Todos juntos en hilera.
Hacia el cielo por la ventana.
Cual humo.
Intocables.
Etéreos.