martes, 19 de mayo de 2009

luces de neón.


Luces, veloces, por toda la ciudad.
Con un cielo seminocturno,
algo anterior a la luna de verano.
Tráfico.
Coches que corrían, que volaban.(se cruzan, se paran, infringen, corren, frenan, giran...)
Todo me rodeaba, situada en frente de una rotonda.
En un día como otro cualquiera,
vagaba sin ningun destino en especial.
Crucé la carretera en un momento en el que el tráfico se había despejado.

Entonces lo ví.

Llegaba con el coche blanco a la rotonda, viejo, destartalado.
Frenó en seco.
El tráfico se había detenido.
El mundo había dejado de girar.

Me había visto.

Sólo quedábamos él y yo en la rotonda, inmóviles.
Conteniendo emociones contenidas.
La vida había detenido su curso para regalarnos ese instante. Siempre recordaré esa mirada, marrón, verde, intensa....
Después, y demasiado rápido, el mundo prosigúió su marcha. El coche arrancó y se alejó, hacia un nuevo amanecer. Yo me quedé allí, parada, mientras el tráfico reanudaba su curso, veloz, mientras los coches me esquivaban.Terminé de cruzar la calle, y mientras una lágrima surcaba mi rostro, me dejé perder, de nuevo...

...entre las luces de la ciudad.

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