Los pétalos le acariciaban el rostro.
Se deslizaban, etéreos,
por las curvas y recodos
de la faz en sombras.
Arrastrábanse en la noche,
rojos.
Desvaneciánse al alba,
yermos.
Y al sol, con las primeras luces,
la livianidad y la esperanza
hacianles ser hermosos.
Los pétalos le acariciaban el rostro.
Se deslizaban, etéreos,
por las curvas y recodos
de la faz en sombras.
Se deslizaban, en cascada y silencio
por sus ojos,
su nariz,
sus labios...
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