Llueve la lluvia que llueve
y moja las aceras y los párpados:
parece otro lugar Barcelona,
sobre el hierro del manillar.
Se encuentran las coordenadas
bajo el veloz girar de las ruedas,
norte y este enfrentados,
volando el agua,
a lo lejos pita un coche.
[Tengo un amigo que dice,
que es toda una aventura verme montar en bicicleta.]
Llueve la lluvia que llueve,
sobre el asfalto, tiñéndolo de verde.
Llueve y me trae al hogar,
el hogar del hogar que no vuelve.
Cuidadín con las bicicletas y los carchos, que a veces llueve y cala.
ResponderEliminarUn abrazo.