martes, 8 de diciembre de 2009

Estaciones

La niebla se adentraba desde el valle, inundándo cada rincón. el trajín de maletas, personas y aromas conformaban el todo que hoy recuerdo en mi memoria. el andén, como cada martes, se encontraba abarrotado. los trenes entraban y salían en una arquitectura de principios del siglo XX. Por un momento tuve envidia de todo aquel esplendor, de la elegancia de cada recodo, de cada señora, de cada abrigo de piel gastada, de cada luz y de cada mirada. La eterna Baiona.

- he venido aquí cada tarde, ha buscarte a la estación.
- no soy yo quien tiene la palabra de aparecer, son otros los que deciden. ya estoy aquí, y eso es lo que importa.
- al fin, Invierno...

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