viernes, 9 de enero de 2015

Ni mares, ni pájaros, ni fuertes indestructibles

A veces,
me quedo desnuda en los cantos;
las alondras rien
y una voz resuena desde lejos.

A veces
me golpea el presente
como ola devastadora
y no queda risa ni voz
pero el desnudo persiste.

A veces
me deshago en pequeñeces
y el derretirse es deporte de riesgo.

No quedan, en ningún caso,
ni mares
ni pájaros
ni fuertes indestructibles.


Otras veces, sencillamente desaparezco.

Es llegar el viernes y cogerle el gusto.

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