viernes, 17 de julio de 2009

musica para nocturnos.


El murmullo de las sonrisas se adentraba hasta la cocina, envolviendo todo en el almibar de las felicidades pasadas, los sabores terracota de las noches sin final, como aquella, al calor del fuego de la triste cocina, que habia vuelto a ser rehabilitada. Las quejas de los vecinos no sirvieron para nada, la musica, en todo su explendor, seguia sonando y viajando por las cañerias. El jazz de los poetas muertos, que, por una noche, se volvieron a reunir. Aun escucho en mi cabeza las voces de aquellas conversaciones que ya quedan lejos.... en la noche infinita, la inmensidad de las estrellas, los besos sin final. cuando la decadencia de la vieja ciudad quedó abandonada en el tiempo. musica de cañerias.

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