martes, 25 de agosto de 2009

Al bajarme de cada escenario.


"Pero como explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario..."


Me encontré recordando a un desconocido a las 4 de la mañana en una habitación vieja de una pensión de Berlín.

Solo le vi una vez. Fue un desliz, una luz, un instante, segundo, velocidad, cruce, calles. Y solo se quedó en mi memoria aquella mirada que contaba una historia con cada parpadeo. No se a donde iba, ni de donde vino, ni como llego a mi.

Salí de la ducha, me vestí e hice las maletas. Noche, suspiros de desesperanza. Si el mundo se detuviese en cada mirada... bajé por las escaleras, el ascensor estaba parado por una pareja que hacia dentro el amor. Y allí, abajo, detenido, esperaba el desconocido, con un cigarrillo caido en el borde de sus labios y una rosa en la mano.

Los sonidos de la guitarra desafinada del hombre que tocaba blues en la barra llegaban desde lejos. Con aroma a viernes por la noche, a reencuentro, a rosas.

- Perdone, señorita, busco a una mujer que hace tiempo supo leer una historia en mi mirada. Digale que quiero que me la cuente con sus labios en mis labios.

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